lunes, 2 de mayo de 2011

Primeros días

El primer encendido
El primer día que fuimos a encender la Chispas fue como un día de excursión del colegio. Visto lo incómodo del primer yunque, Ricardo, de nuevo, se sacó de su Taller de las maravillas un yunque antiguo que nunca me ha quedado muy claro de qué lo tiene. Después de todas la veces que he estado en su taller y de las cosas que le he visto allí, no se si todo eso lo hace él o es que tiene una puerta escondida a Moria donde tiene una legión de enanos currando para él :-)

Bueno, pues este primer día, era hora de ver si todo lo que llevaba estudiando unos meses sobre forja, aceros, temperaturas, colores, etc... era verdad. Vamos, como un día de excursión.



Encendimos a la Chispas y de momento todo funcionaba como se suponía.

Las primeras pruebas
Al poco fuimos dándonos cuenta de lo difícil que es esto de darle forma al metal a base de martillazos. Lo primero que tenía que hacer eran algunas herramientas para manipular el hierro. Unas pinzas, una tajadera para cortar, un par de punteros para abrir agujeros, en fin, algo...
De lo primero que salió creo que no guardo ninguna foto por vergüenza, pero de disfrutar desde luego nos hartamos.
Ese día se nos hizo de noche y seguimos hasta las tantas, cansados, negros como tizones pero más contentos que un niño con un fuego.



Algunos días más tarde y con las cosas un poco más claras volvimos al ataque. Aquello ya empezaba a tomar alguna forma y, la verdad es que, para irlo sacando todo a base de pruebas no iba mal.

En la próxima, los primeros resultados satisfactorios, que la verdad, viéndolo con perspectiva y sabiendo lo poco que sabíamos, no están nada mal.

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